Después de un año de pandemia y sus correspondientes límites de movimiento, es normal que hayamos cogido un par de kilillos, ya que, al haber interrumpido nuestro movimiento habitual y haber tenido que acostumbrarnos a ciertos niveles de sedentarismo, tal vez no hayamos quemado todas las calorías que esperábamos. Sin embargo, ahora que el movimiento vuelve a retomarse poco a poco, en Saber Comer te hablaremos de cómo llevar una dieta deportiva.

 

Empieza por el desayuno

 

Es bien sabido que el desayuno es la comida más importante del día. Y lo es aún más si iniciamos una rutina deportiva, ya que, para poder alcanzar un resultado saludable, debemos ayudarnos de una alimentación adecuada. Los estudios sugieren que ingerir carbohidratos en comidas o bebidas antes de hacer ejercicio puede mejorar el rendimiento del entrenamiento. 

También es importante que te levantes una hora antes de empezar tu entrenamiento, ya que uno debe estar bien alimentado para no marearse, pero sin necesidad de sufrir una indigestión. Por esa razón es recomendable un desayuno ligero y basado en carbohidratos, como la fruta, los cereales o la leche.

 

Vigila el tamaño de las comidas

 

Sí, el tamaño importa. Cuando nos iniciamos en los hábitos deportivos, es importante controlar el tamaño de lo que comemos. Un plato excesivamente grande puede suponer un problema si iniciamos nuestra actividad inmediatamente después, de modo que, si lo que quieres es atiborrarte de tu comida favorita, hazlo, por lo menos, cuatro horas antes de hacer ejercicio. 

En el caso de las comidas pequeñas o las colaciones (picoteos), es mejor dejar pasar de una a tres horas. Y opta siempre por alimentos que te ofrezcan la energía necesaria para afrontar bien el esfuerzo físico, como la fruta (tanto en zumo como fresca), el yogur o las barritas energéticas.

 

Antes y después 

 

Es importante que comas tanto antes como después de hacer ejercicio. En este caso, para que los músculos se recuperen y reemplacen las reservas de glucógeno, ingiere alguna comida que contenga hidratos de carbono y proteínas en el plazo de las dos horas posteriores a la sesión de ejercicios. 

El pavo o el huevo pueden ofrecernos las proteínas necesarias para que nuestros músculos se recuperen y reemplacen sus reservas de glucógeno. Aunque, si prefieres optar por una opción vegetariana, siempre puedes contar con las legumbres, ya que también tienen un alto valor proteico, además de ofrecer recetas deliciosas y variadas.

 

 

Por supuesto, no podemos olvidarnos de la buena hidratación. El agua puede ser tu mejor aliada en todo momento, ya que te ayudará a hidratarte antes y después de la sesión de entrenamiento, durante la que suele perderse líquido al sudar. 

Desde Saber Comer esperamos haberte enseñado cómo llevar una dieta deportiva. No olvides que cada cuerpo es un mundo y que siempre es conveniente adaptar las directrices alimenticias a lo que mejor se adecúe al tuyo. Sabes que puedes contar con nosotros.

¡Ánimo!

 

 

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